Porfirio Díaz es un personaje en la historia
de México muy conocido.
Hay muchos mitos sobre él creados durante y
después de su vida, cada uno se fue fortaleciendo con una corriente
historiográfica potente pero no como en realidad era la historia.
El Porfiriato es un ejemplo de los cambios de
la moda historiográfica y de la política nacional a lo largo del siglo XX.
Esta etapa se puede dividir en tres categorías
principales, cada una con una cronología, un enfoque y una distorsión
especifica.
·
El
porfirismo
·
El
antiporfirismo
·
El
neoporfirismo.
Porfirismo:
Logra una estabilidad y una paz política por
un periodo de casi 35 años: su patriotismo, su heroísmo, su dedicación, su
sacrificio personalidad, su tenacidad y su valentía.
1910, en noviembre comenzó la revolución que
despojaría a Porfirio Díaz del poder. Medio año después había demitido y había
sido obligado a un exilio del que nunca regresó.
La Revolución
Mexicana fue la destrucción del culto porfirista y su sustitución por un
antipofirismo poderoso, aunque este no fue exclusivamente de la Revolución y se
expresó con mayor fuerza después de 1911.
Antiporfirismo:
Diaz se volvió “el monstruo del mal, de la crueldad
y de la hipocresía” según la frase célebre del periodista Filomeno Mata. Díaz
fue retratado como un tirano despiadado.
El retratro de Turner compendiaba el antiporfirismo,
pues acusaba a Díaz de conspiración y traición, de inhumanidad, de brutalidad y
duplicidad- de acuerdo a Turner Díaz era “el asesino de su pueblo”, era cruel y
vengativo y su país a sufrido amargamente.
Neoporfirismo:
Resulto necia y resistente la demonología de Díaz
durante el siglo XX. Durante el decenio de 1990 en la nueva evaluación del
porfiriato comenzó a restaurar el equilibrio
entre las interpretaciones porfirista y antiporfirista.